La segunda y la tercera carta tienen clara forma epistolar y están dirigidas respectivamente a una Iglesia particular del Asia Menor y a un pío y generoso laico, Gayo. En la segunda, Juan vuelve a polemizar vigorosamente contra los falsos maestros y exhorta a sus destinatarios a perseverar en la pureza de la fe y en la práctica de la caridad.
SEGUNDA CARTADE SAN JUAN
Saludo inicial
1 1 Yo, el Presbítero –y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad– saludo a la Comunidad elegida y a sus miembros, a los que amo de verdad, 2 a causa de la verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para siempre. 3También estarán con nosotros la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, en la verdad y en el amor.
El mandamiento del amor
4 Me he alegrado muchísimo al encontrar a algunos hijos tuyos que viven en la verdad, según el mandamiento que hemos recibido del Padre. 5 Y ahora te ruego: amémonos los unos a los otros. Con lo cual no te comunico un nuevo mandamiento, sino el que tenemos desde el principio. 6 El amor consiste en vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y el mandamiento que ustedes han aprendido desde el principio es que vivan en el amor.
Los anticristos
7 Porque han invadido el mundo muchos seductores que no confiesan a Jesucristo manifestado en la carne. ¡Ellos son el Seductor y el Anticristo! 8 Ustedes estén alerta para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que puedan recibir una perfecta retribución. 9 Todo el que se aventura más allá de la doctrina de Cristo y no permanece en ella, no está unido a Dios. En cambio, el que permanece en su doctrina está unido al Padre, y también al Hijo. 10 Si alguien se presenta ante ustedes y no trae esta misma doctrina, no lo reciban en su casa ni lo saluden. 11 Porque el que lo saluda se hace cómplice de sus malas obras.
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