SEGUNDA CARTA DE PABLO A LOS CORINTIOS

Después del envío de la primera carta, surge en Corinto una crisis respecto al la misma autoridad de Pablo. En la segunda carta que nos ha llegado, que parece resultar de la fusión de más textos enviados en tiempos diversos, encontramos una defensa de su misione de apóstol atacado por propagandistas judeo-cristianos (cf. 2 Cor 10-13), la preparación de su próxima visita (cf. 2 Cor 1-7), indicación acerca de la organización de una colecta a favor de las comunidades cristianas pobres y de la Palestina como signo de la comunión entre Iglesias hermanas. (cf. 2 Cor 8-9).


2 Corintios (BPD) 1


SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS

Saludo inicial

Acción de gracias


APOLOGÍA DEL MINISTERIO DE PABLO Y RECONCILIACIÓN CON LOS CORINTIOS


La sinceridad de Pablo

15 Convencido de esto, me propuse visitarlos primero a ustedes, para darles una nueva alegría, 16 y de allí pasar a Macedonia. Después, a mi regreso de Macedonia, ustedes me ayudarían a proseguir mi viaje a Judea. 17 Al proponerme esto, ¿obré precipitadamente?, ¿o bien mis proyectos estaban fundados en motivos puramente humanos, de manera que yo digo al mismo tiempo «sí» y «no»? 18 Les aseguro, por la fidelidad de Dios, que nuestro lenguaje con ustedes no es hoy «sí», y mañana «no». 19Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, el que nosotros hemos anunciado entre ustedes –tanto Silvano y Timoteo, como yo mismo– no fue «sí» y «no», sino solamente «sí». 20 En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su «sí» en Jesús, de manera que por él decimos «Amén» a Dios, para gloria suya. 21 Y es Dios el que nos reconforta en Cristo, a nosotros y a ustedes; el que nos ha ungido, 22 el que también nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu.

Razones de Pablo para no volver a Corinto

El perdón al ofensor

Los frutos del ministerio apostólico

Las credenciales de Pablo

La superioridad de la Nueva Alianza

4 Es Cristo el que nos da esta seguridad delante de Dios, 5 no porque podamos atribuirnos algo que venga de nosotros mismos, ya que toda nuestra capacidad viene de Dios. 6 Él nos ha capacitado para que seamos los ministros de una Nueva Alianza, que no reside en la letra, sino en el Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida. 7 Ahora bien, si el ministerio que lleva a la muerte –grabado sobre piedras– fue inaugurado con tanta gloria que los israelitas no podían fijar sus ojos en el rostro de Moisés, por el resplandor –aunque pasajero– de ese rostro, 8 ¡cuánto más glorioso será el ministerio del Espíritu! 9 Y si el ministerio que llevaba a la condenación fue tan glorioso, ¡cuál no será la gloria del ministerio que conduce a la justicia! 10 En realidad, aquello que fue glorioso bajo cierto aspecto ya no lo es más en comparación con esta gloria extraordinaria. 11 Porque si lo que era transitorio se ha manifestado con tanta gloria, ¡cuánto más glorioso será lo que es permanente!

La libertad apostólica

12 Animados con esta esperanza, nos comportamos con absoluta franqueza, 13 y no como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para impedir que los israelitas vieran el fin de un esplendor pasajero. 14 Pero se les oscureció el entendimiento, y ese mismo velo permanece hasta el día de hoy en la lectura del Antiguo Testamento, porque es Cristo el que lo hace desaparecer. 15 Sí, hasta el día de hoy aquel velo les cubre la inteligencia siempre que leen a Moisés. 16 Pero al que se convierte al Señor, se le cae el velo. 17 Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad. 18 Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es Espíritu.

La luz del Evangelio

4 1 Por eso, investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos 2 y nunca hemos callado nada por vergüenza, ni hemos procedido con astucia o falsificando la Palabra de Dios. Por el contrario, manifestando abiertamente la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos, delante de Dios, frente a toda conciencia humana. 3 Si nuestro Evangelio todavía resulta impenetrable, lo es sólo para aquellos que se pierden, 4 para los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les ha enceguecido el entendimiento, a fin de que no vean resplandecer el Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. 5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. 6 Porque el mismo Dios que dijo: «Brille la luz en medio de las tinieblas», es el que hizo brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo.

Tribulaciones y esperanzas del ministerio apostólico

La morada incorruptible

La actitud apostólica de Pablo

El ministerio de la reconciliación

16 Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así. 17 El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente. 18 Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación. 19 Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación. 20 Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: Déjense reconciliar con Dios. 21 A aquel que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.

El combate apostólico

6 1 Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. 2 Porque él nos dice en la Escritura: En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí. Este es el tiempo favorable, este es el día de la salvación. 3 En cuanto a nosotros, no damos a nadie ninguna ocasión de escándalo, para que no se desprestigie nuestro ministerio. 4 Al contrario, siempre nos comportamos como corresponde a ministros de Dios, con una gran constancia: en las tribulaciones, en las adversidades, en las angustias, 5 al soportar los golpes, en la cárcel, en las revueltas, en las fatigas, en la falta de sueño, en el hambre. 6 Nosotros obramos con integridad, con inteligencia, con paciencia, con benignidad, con docilidad al Espíritu Santo, con un amor sincero, 7 con la palabra de verdad, con el poder de Dios; usando las armas ofensivas y defensivas de la justicia; 8 sea que nos encontremos en la gloria, o que estemos humillados; que gocemos de buena o de mala fama; que seamos considerados como impostores, cuando en realidad somos sinceros; 9 como desconocidos, cuando nos conocen muy bien; como moribundos, cuando estamos llenos de vida; como castigados, aunque estamos ilesos; 10 como tristes, aunque estamos siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como gente que no tiene nada, aunque lo poseemos todo.

Desahogo afectuoso de Pablo

Las relaciones con los paganos

Exhortación fraternal de Pablo

Las consecuencias de una carta de Pablo

8 Porque, si bien es verdad que los entristecí con mi carta, no me lamento de haberlo hecho. Si antes lo lamenté –al saber que aquella carta, aunque sólo fuera momentáneamente, los entristeció– 9 ahora me regocijo, no porque ustedes se hayan puesto tristes, sino porque esa tristeza fue motivo de arrepentimiento. Ustedes, en efecto, han experimentado la tristeza que proviene de Dios, de manera que nosotros no les hemos hecho ningún daño. 10 Esa tristeza produce un arrepentimiento que lleva a la salvación y no se debe lamentar; en cambio, la tristeza del mundo produce la muerte. 11Fíjense bien lo que ha producido en ustedes la tristeza que proviene de Dios. ¡Cuánta solicitud! ¿Qué digo? ¡Cuántas excusas! ¡Qué indignación! ¡Qué temor! ¡Cuántos deseos ardientes! ¡Qué preocupación! ¡Qué castigo ejemplar! De todas las maneras posibles, ustedes han demostrado que son inocentes en este asunto. 12 En realidad, yo no les escribí a causa del ofensor, ni siquiera a causa del ofendido, sino para que se ponga de manifiesto, delante de Dios, la solicitud que ustedes tienen por nosotros. 13 Esto nos ha servido de consuelo; y a este consuelo personal, se agregó una alegría mucho mayor todavía: la de ver el gozo de Tito, después que fue tranquilizado por ustedes. 14 Y si delante de él me glorié un poco de ustedes, no me avergüenzo de ello. Todo lo contrario, de la misma manera que siempre les he dicho la verdad, también en esta ocasión se comprobó que era legítimo el orgullo que sentí por ustedes delante de Tito.15 Y el afecto que él les tiene se acrecienta cuando recuerda la obediencia, el respeto y la reverencia con que lo recibieron. 16 Por eso me alegro de poder confiar plenamente en ustedes.

LA COLECTA PARA LA COMUNIDAD DE JERUSALÉN


Un ejemplo de generosidad

Llamado a la generosidad de los corintios

6 Por eso, hemos rogado a Tito que lleve a feliz término entre ustedes esta obra de generosidad, de la misma manera que la había comenzado. 7 Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. 8 Esta no es una orden: solamente quiero que manifiesten la sinceridad de su amor, mediante la solicitud por los demás. 9 Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. 10 Por eso, quiero darles un consejo que les será provechoso, ya que ustedes, el año pasado, fueron los primeros, no sólo en emprender esta obra, sino también en decidir su realización. 11 Llévenla ahora a término, para que los hechos respondan, según las posibilidades de cada uno, a la decisión de la voluntad.12 Porque cuando existe esa decisión, a uno se lo acepta con lo que tiene y no se hace cuestión de lo que no tiene. 13 No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad. 14 En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad, 15 de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.

Los colaboradores de Pablo en la colecta

16 Doy gracias a Dios, porque ha puesto en el corazón de Tito la misma solicitud que yo tengo por ustedes. 17 Él, no solamente respondió a mi llamado, sino que, con más solicitud que nunca y por propia iniciativa, ha decidido ir a verlos. 18 Con él les enviamos al hermano que ha merecido el elogio de todas las Iglesias, por el servicio que ha prestado al Evangelio. 19 Además, él ha sido designado por las Iglesias como nuestro compañero de viaje en esta obra de generosidad, a la cual nos consagramos para gloria del Señor y como prueba de nuestra buena voluntad. 20 Nuestra intención, es evitar toda crítica con respecto a la abundante colecta que tenemos a nuestro cuidado, 21procurando hacer lo que está bien, no solamente delante de Dios, sino también delante de los hombres22 Con ellos, les enviamos a otro de nuestros hermanos, cuyo celo hemos comprobado muchas veces y de varias maneras, y que ahora se muestra más solícito todavía, por la confianza que les tiene. 23 En cuanto a Tito, él es mi compañero y mi colaborador entre ustedes, y los demás hermanos son los delegados de las Iglesias y la gloria de Cristo. 24 Pruébenles entonces su amor, y lo bien fundado de nuestro orgullo por ustedes delante de las Iglesias.

Nuevo llamado a la generosidad

9 1 Está de más que les escriba acerca de este servicio en favor de los hermanos de Jerusalén, 2 porque conozco la buena disposición de ustedes. Ya les he dicho con orgullo a los hermanos de Macedonia: «La Acaya está preparada desde el año pasado». Y el entusiasmo de ustedes ha servido de estímulo para muchos. 3 A pesar de todo, envié a los hermanos, para que nuestro orgullo respecto de ustedes no se vea defraudado en esta ocasión y, además, para que estén preparados, como ya les advertí. 4 No sea que si alguno de los hermanos de Macedonia va a visitarlos conmigo y los encuentra desprevenidos, nuestra gran confianza se convierta en vergüenza para nosotros, por no decir para ustedes. 5 Por esta razón, creí necesario rogar a los hermanos que se me adelantaran, para ir organizando con tiempo esa obra buena que ustedes habían prometido, de manera que aparezca como una muestra de generosidad y no de mezquindad.

Los beneficios de la colecta

6 Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente. 7 Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. 8 Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras. 9 Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente. 10 El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia. 11 Así, serán colmados de riquezas y podrán dar con toda generosidad; y esa generosidad, por intermedio nuestro, se transformará en acciones de gracias a Dios. 12 Porque este servicio sagrado, no sólo satisface las necesidades de los santos, sino que también es una fuente abundante de acciones de gracias a Dios. 13 En efecto, al comprobar el verdadero carácter de la ayuda que ustedes les prestan, ellos glorificarán a Dios por la obediencia con que ustedes confiesan la Buena Noticia de Cristo y por la generosidad con que están unidos a ellos y a todos. 14 Y la oración que ellos harán por ustedes pondrá de manifiesto el cariño que les profesan, a causa de la gracia sobreabundante que Dios derramó sobre ustedes. 15¡Demos gracias a Dios por su don inefable!

AUTODEFENSA DE PABLO


La respuesta de Pablo a la acusación de debilidad
10 1 Yo mismo los exhorto por la mansedumbre y la benevolencia de Cristo; yo, Pablo, que soy tan apocado cuando estoy delante de ustedes, y tan audaz cuando estoy lejos.2 Les ruego que cuando esté entre ustedes no me vea obligado a ejercer esa severidad que pienso emplear resueltamente contra aquellos que suponen que nuestra conducta se inspira en motivos carnales. 3 Porque, aunque vivimos en la carne, no combatimos con medios carnales. 4 No, las armas de nuestro combate no son carnales, pero, por la fuerza de Dios, son suficientemente poderosas para derribar fortalezas. Por eso destruimos los sofismas 5 y toda clase de altanería que se levanta contra el conocimiento de Dios, y sometemos toda inteligencia humana para que obedezca a Cristo. 6 Y estamos dispuestos a castigar cualquier desobediencia, una vez que ustedes lleguen a obedecer perfectamente.

La respuesta a la acusación de ambición

12 En realidad, no pretendemos ponernos a la altura de algunos que se elogian a sí mismos, ni compararnos con ellos. El hecho de que se midan con su propia medida y se comparen consigo mismos, demuestra que proceden neciamente. 13 Nosotros, por nuestra parte, no nos gloriamos más allá de lo debido, sino que usamos la medida que Dios mismo nos ha fijado al hacernos llegar hasta ustedes. 14 En efecto, no nos excedemos en nuestro derecho: nos excederíamos, si no hubiéramos ido; pero nosotros fuimos para anunciarles la Buena Noticia de Cristo. 15 Nosotros no nos gloriamos más allá de lo que corresponde, aprovechándonos de los trabajos ajenos. Al contrario, abrigamos la esperanza de que, al crecer la fe de ustedes, se amplíe nuestro campo de acción, siempre de acuerdo con nuestra norma de conducta. 16 Así podremos llevar la Buena Noticia a regiones más alejadas todavía, sin entrar en campo ajeno ni gloriarnos en el trabajo de otros. 17 El que se gloría, que se gloríe en el Señor. 18 Porque el que vale no es el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda.

El celo de Pablo

11 1 ¡Ojalá quisieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. 2Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único Esposo, Cristo, para presentarlos a él como una virgen pura. 3 Pero temo que, así como la serpiente, con su astucia, sedujo a Eva, también ustedes se dejen corromper interiormente, apartándose de la sinceridad debida a Cristo. 4 Si alguien viniera a predicarles otro Jesucristo, diferente del que nosotros hemos predicado, o si recibieran un Espíritu distinto del que han recibido, u otro Evangelio diverso del que han aceptado, ¡ciertamente lo tolerarían! 5 Yo pienso, sin embargo, que no soy inferior a esos que se consideran «apóstoles por excelencia». 6 Porque, aunque no soy más que un profano en cuanto a la elocuencia, no lo soy en cuanto al conocimiento; y esto lo he demostrado en todo y delante de todos.

Apología del Apóstol

7 ¿Acaso procedí mal al anunciarles gratuitamente la Buena Noticia de Dios, humillándome a mí mismo para elevarlos a ustedes? 8 Yo he despojado a otras Iglesias, aceptando su ayuda, para poder servirlos a ustedes. 9 Y cuando estaba entre ustedes, aunque me encontré necesitado, no fui gravoso para nadie, porque los hermanos que habían venido de Macedonia me proveyeron de lo que necesitaba. Siempre evité serles una carga, y así lo haré siempre. 10 Les aseguro por la verdad de Cristo que reside en mí, que yo no quiero perder este motivo de orgullo en la región de Acaya. 11 ¿Será acaso porque no los amo? Dios lo sabe. 12 Y lo que hago, lo seguiré haciendo, para quitar todo pretexto a los que buscan una ocasión de gloriarse por los mismos motivos que nos gloriamos nosotros. 13 Estos son falsos apóstoles, que proceden engañosamente, haciéndose pasar por apóstoles de Cristo. 14 Su táctica no debe sorprendernos, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 No es de extrañar, entonces, que sus servidores se disfracen de servidores de la justicia. Pero su fin será digno de sus obras.

Motivos de Pablo para gloriarse

Pero de lo mismo que otros se jactan –y ahora hablo como un necio– también yo me puedo jactar. 22 ¿Ellos son hebreos? Yo también lo soy. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Son ministros de Cristo? Vuelvo a hablar como un necio: yo lo soy más que ellos. Mucho más por los trabajos, mucho más por las veces que estuve prisionero, muchísimo más por los golpes que recibí. Con frecuencia estuve al borde de la muerte, 24 cinco veces fui azotado por los judíos con los treinta y nueve golpes, 25 tres veces fui flagelado, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche en medio del mar. 26 En mis innumerables viajes, pasé peligros en los ríos, peligros de asaltantes, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los extranjeros, peligros en la ciudad, peligros en lugares despoblados, peligros en el mar, peligros de parte de los falsos hermanos, 27 cansancio y hastío, muchas noches en vela, hambre y sed, frecuentes ayunos, frío y desnudez. 28Y dejando de lado otras cosas, está mi preocupación cotidiana: el cuidado de todas las Iglesias. 29 ¿Quién es débil, sin que yo me sienta débil? ¿Quién está a punto de caer, sin que yo me sienta como sobre ascuas?




Las revelaciones recibidas por el Apóstol

La debilidad de Pablo

Justificación de la apología del Apóstol

11 Si me he convertido en necio, es porque ustedes me han obligado. Les correspondía a ustedes valorarme debidamente, ya que en nada soy inferior a esos «apóstoles por excelencia», aunque en realidad no soy nada. 12 Ustedes han comprobado en mí los rasgos que distinguen al verdadero apóstol: paciencia a toda prueba, signos, prodigios y milagros. 13 ¿Qué tienen de menos que las otras Iglesias, sino que no he sido una carga para ustedes? Perdónenme si los ofendo. 14 Ahora estoy dispuesto a visitarlos por tercera vez, y tampoco en esta oportunidad les seré gravoso, porque lo que yo busco no son sus bienes, sino a ustedes mismos: en efecto, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos. 15 En consecuencia, de buena gana entregaré lo que tengo y hasta me entregaré a mí mismo, para el bien de ustedes. Si yo los amo tanto, ¿no seré amado en la misma medida?

Las inquietudes de Pablo

Desafío del Apóstol

5 Examínense para comprobar si están en la verdadera fe. Pónganse a prueba seriamente. ¿No reconocen que Jesucristo está en ustedes? ¡A menos que la prueba se vuelva contra ustedes mismos! 6 Entonces tendrán que reconocer –así lo espero– que ella no se vuelve contra nosotros. 7 Pedimos a Dios que no hagan nada malo, no para que nosotros salgamos airosos de la prueba, sino para que ustedes hagan el bien, aunque de ese modo la prueba se vuelva contra nosotros. 8 Porque no tenemos ningún poder contra la verdad, sino a favor de ella. 9 Sí, nosotros nos regocijamos de ser débiles, con tal de que ustedes sean fuertes. Lo que pedimos en nuestra oración es que lleguen a ser perfectos. 10 De ahí el tono de esta carta que les escribo durante mi ausencia, para que cuando llegue no me vea obligado a ser severo, usando del poder que el Señor me ha dado para edificar y no para destruir.

Recomendaciones y despedida



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