MOVIMIENTO CATOLICO "PRESENCIA DEL EVANGELIO" 2

La Presencia del Evangelio ha sido movimiento católico nacido como la acción de la fe en la palabra de Jesús y como respuesta al hombre que en todas  las épocas  invoca la presencia y la certeza de esa palabra

PRESENTACION
ORIGENES
EL CARCTER
EL CARISMA
LA ESPIRITUALIDAD
LA MISIÓN

PRESENTACION

arriba
Presencia del Evangelio desea afirmar el  Evangelio como presencia imprescindible y vital en el mundo y ayudar a los hombres a tomar conciencia de esta presencia, a reconocerla come valor y del actual tiempo y a hacerlo eficaz en poseer vida.
 El Evangelio es la buena noticia, la noticia más alegres que el hombre puede recibir.
 En el Evangelio está Jesús, hecho hombre, que habla al hombre.
Solamente si  escucha y observa su palabra, palabra de la vida, el hombre coge para en plenitud su beatitud verdadera, que es la que Jesús ha prometido a quien escucha y observa la palabra de Dios (cf Lc 11.28).
Tenemos una culpabilidad quizás a reparar: el conocido escaso y la poca observancia fiel del Evangelio. Tenemos un deber a terminar: para saber más, viviendo mejor el  Evangelio y difundirlos  en el mundo de modo que todos los hombres crean en Jesús Cristo y tengan la vida eterna (cf Gv 3.16). El Evangelio es un libro, pero es más que un libro. El Evangelio es una persona; una persona viva "quién habla con usted" (Gv 9.36). Cuando se lee el Evangelio se escucha la palabra de Jesús. La carne hecha de la palabra para cada día nos habita en medio y viviendo con nosotros de nuestra vida (cf Mt 28.20).
Su palabra no es el sonido frágil que el viento pronto dispersó como sucede a menudo de las palabras del hombre, solamente fuerza creatriz del él. Es lo que expresa y el trabajo que dice. Es Calabra-Vida. Cuando nos habla, podemos creerlo adentro porque él no puede y él no desea trampear a nosotros. Èl  no puede absolutamente mentire porque  es la verdad.
 Si confiamos en Él, si creemos en su palabra, si vivimos según su Evangelio, el imposible se convertirá en posible, la desesperación en esperanza y  certeza de la esperanza.
Los hombres que, como Pedro, no saben adónde ir porque solamente él tiene palabras de la vida (cf Gv 6.68), a cuántos sienten urgente la necesidad de una presencia viva y eficaz del Evangelio en el mundo, el movimiento "presencia del Evangelio", el cuyo fin es servir fielmente la palabra de Dios, pide poseer la adherencia eficaz para contribuir para rendir más humano y  más cristiano el mundo en el cual Diosnos ha llamado a vivir

ORIGENES

arriba
El movimiento Presencia del Evangelio ha surgido en el 1946 en el silencio de un humilde convento franciscano como acto de fe en la Palabra de Jesús y también en la voluntad del hombre que invoca, a veces también sin saberlo, la presencia y la certeza de aquella Palabra. 
Presencia del Evangelio nació cuando algunos hombres escandalizados por una guerra hecha de odio, de violencia y de muerte, han buscado y destapado, con inmensa alegría, en el Evangelio la respuesta más apropiada a sus profundas exigencias de verdad y justicia, de amor y de paz. 
Presencia del Evangelio se ha definido sencillamente "Movimiento" que, libre de vínculos organizativos, quiere alcanzar a los hombres para ayudarlos a poseer la beatitud prometida a los que "escuchan y observan la Palabra de Dios" (Lc 11,18). 
Nacido en tiempos de guerra en que fue necesario hacer guerra a la guerra, Presencia del Evangelio por mucho tiempo se ha llamado Cruzada del Evangelio.  
Sus armaa - obviamente - fueron y también son hoy, armas espirituales y su espada fue y es "la espada del Espíritu, es decir la Palabra de Dios" (Ef 6,17). 
El origen del Movimiento en el cuento de su Fundador:  
  "Caminé por calles de silencio y paz. Conocí, más que cada otra, una calle: la que condujo al convento franciscano de S. Antonio en Bagheria (Palermo), entonces – en el 1946 - verdadera oasis del espíritu entre olivares y naranjales, engastado entre las rocas del "montículo" y asomada sobre de uno estupendo balcón abierto sobre un mar que te acariciaba el rostro con su brisa y te saciaba los ojos de infinito 
Rara gente pasó por aquella calle; tan a menudo estuve solo y hubo mucho silencio que pudiera desgranar lentamente mi rosario sin excesivas diversiones.   
Un día otros han caminado sobre aquella calle y me han alcanzado en mi recogido refugio. Fueron jóvenes y llevaban sobre el rostro, bastante visible, las señales de un gran sufrimiento: el sufrimiento provocado por una guerra inútil y despiadada. 
Me han preguntado: "Por qué mucho mal en el mundo, por qué el odio, la violencia, la guerra, la muerte?."   
A aquellas preguntas no se pudo no contestar. Y he contestado, no con la lógica del hombre, pero con la fe en Su palabra. 
He dicho que hubo Uno que ha tenido el ánimo de decir: "Yo" soy la Verdad y que ha demostrado de serlo con su vida y con su palabra.   
Ha dicho: "Yo" soy la Verdad y no una verdad. Luego hace falta encontrarse con Él para encontrarse con la Verdad.
Y entonces hemos abierto el Evangelio y hayan leído: "En verdad, en verdad os digo, si uno no renace de lo alto... tiene que renacer de lo alto" (Gv 3.3) "sobre las destrucciones de la guerra y sobre los inmensos campos de muertos la vida puede, tiene que renacer, sólo que se acepta el Evangelio, su palabra de vida, la palabra que es vida. 
 Hemos comprendido que el mundo destruido por la guerra pudiera ser recreado a través de la Palabra en fuerza del que ha sido creado.  Hemos comprendido que el único título a la existencia, por nosotros, consistió en el anunciarles a los hombres en humildad de espíritu y en pobreza de medios, pero con fe tenaz y amor inmenso, la palabra de Jesús, para que, creyéndole en Él tuvieran la vida, la verdadera vida: la Suya. 
 También hemos comprendido que hizo falta ayudar a los hombres de buena voluntad, a meterse humildemente pero atrevidamente a servicio de la palabra de Dios para devolver menos inhumano, más cristiano el mundo en cuyo Dios nos ha llamado a vivir." De ése  nació el encuentro el movimiento como el cual, se ha dicho, por el tiempo en el cual nació se ha llamado "cruzada del Evangelio" y hoy <<Presenza del Evangelio. >> La denominación <<Presenza del Evangelio>> se justifica del hecho de que se propone:
 - para afirmar el  Evangelio, aunque todas las contestaciones  posibles, en la historia y la vida del mundo;
 - para ayudar a los hombres a tomar conciencia de esta presencia y a reconocerla del valor y del actual tiempo;
- para formar al hombre de modo que el  Evangelio sea adentro él presencia viva y que funciona, por lo tanto rendirlo en conformidad con Cristo;
- para rendir el presente y activos el Evangelio en las varias expresiones del ecclesiale y de la vida social;
- para anunciar el Evangelio a todos los hombres, affin­ché en su vida el Evangelio es presencia de la verdad, de la alegría y del amor de Cristo.
 Desde todo esto el movimiento, junto a la iglesia es depositario de la verdad y  ha pedido la bendición Sommo Pontefice Pio XII cuál, a través de su secretaria del estado, Giambattista cardinal Montini, ha dicho a nosotros: "Su Santidad sigue calurosamente con particular interés la Cruzada del San Evangelio complaciéndose unánime fervor por un. Movimiento de muchas esperanzas, restauración de vida cristiana del pueblo y manda de corazón, ancha propiziatriz efusión y divinos favores y bendición."
 Empujado de la fuerza misteriosa de la palabra y relevado de la bendición apostólica, Presencia del  Evangelio, obedeciendo  a la palabra de Jesús, ha comenzado su manera en las maneras del mundo porque se convierten en las maneras del Evangelio con el cual el hombre puede entrar en la alegría del reinado del dios.

EL CARCTER

arriba
Presencia del Evangelio es un Movimiento que se propone de difundir el conocimiento, la espiritualidad y la práctica del Evangelio en conformidad con el magisterio de la Iglesia católica. 
 
Lleva del Evangelio su inspiración, su espiritualidad y los métodos de su acción.  
  Su objetivo, esencialmente formativo y apostólico, es empeñarse, con específicas iniciativas, en la misión evangelizadora de la Iglesia, ayudando a los hombres a conocer y a vivir la Palabra de Dios de modo que convertirse en Evangelio viviente y operante.  
  Con el anuncio de la Palabra Presencia del Evangelio quiere contribuir a la edificación del Reino de Dios, establecida por Cristo, en el que la creación, la revelación y la historia alcanzan su cumplimiento y su perfección.  
 
En su empeño de escucha y anuncio de la Palabra de Dios reconoce el magisterio de la Iglesia católica columna y sostén de la "Verdad" (1 Tim 3,15) y se conforma a ella.  
 
Presencia del Evangelio se dirige a todos los hombres y se introduce en las varias expresiones de la vida eclesial y social colaborando con ellas en el común deber del conocimiento y el anuncio del Evangelio.  
  Hacen parte del Movimiento Presencia del Evangelio los que tiene las disposiciones solicitadas del espíritu y de las finalidades de lo mismo.  
 
Los que adhieren al Movimiento Presencia del Evangelio se empeñan a:  
 
- participar, según sus posibilidades a la vida y a la actividad del Movimiento, especialmente a los Cenáculos del Evangelio; 
   - estudiar y asiduamente meditar la Palabra de Dios;  
   - rogar porque el mundo se convierta al Evangelio y le reconozca en Cristo la Vía, la Verdad, la Vida, cf. Gv 14,6; 
   - testimoniar el Evangelio con la vida experimentada como encarnación y expresión de la Palabra. sobre el ejemplo de Jesús "venido al mundo para dar testimonio a la Verdad", (Gv 18,37)
   - anunciar la Palabra como salvación de Dios, ofrecida al hombre en Cristo Jesús; 
Los que desean empeñarse más activamente en el Movimiento y meterse más generosamente a servicio de la Palabra de Dios pueden entrar en el Comunità de los Misioneros del Evangelio o en el instituto secular de las Misioneras del Evangelio.  
 
Todos los que participan en el Movimiento Presencia del Evangelio se empeñan a ser un cuor solo y un alma "sola"(At 4,32) así de ser, en conformidad con el deseo de Jesús, una sola cosa como Él es una sola cosa con el Padre, unidos en el amor que nos hace reconocer a verdaderos discípulos de Cristo 

EL CARISMA

arriba
Cómo cristianos somos llamados a evangelizar. Esta vocación encuentra su motivación en el hecho mismo de nuestro ser cristianos y en el sentido auténtico de la palabra Evangelio.  
 
 
-------------------------------------------------------------------------------- 
 
En cuantos cristianos somos llamados a repetir en nuestra vida la vida de Cristo el que es esencialmente el misionero del Padre y, en cuánto tal, necesariamente nos implica en su misión, nota porque cristianos es decir hombres creados para ser "imagen conforme del Hijo de Dios" (Rom 8,23).  
 
Y ya que el Cristo ha venido para predicar el Evangelio del Reino, también nosotros somos empeñados en el anuncio del mismo Evangelio.    
 
No podemos conocer y aceptar el Evangelio sin empeñarnos en su anuncio y eso resulta del mismo sentido de la palabra Evangelio en efecto Evangelio en su etimología griega significa Buena Noticia y una noticia, por su naturaleza, tiene que ser conocida y difusa. Cómo noticia, y por de mejor noticia, y en fin la única buena noticia, el Evangelio no puede ser acogido y anunciado.  
 
Quien recibe el Evangelio tiene que donarlo. "Lo que escucháis con la oreja  predicadlo sobre los techos", (Mt 10.27).  
 
Leemos en la exhortación apostólica de Paolo VI a evangelización del mundo contemporáneo: "Los que acogen con sinceridad la Buena Noticia, ­proprio en virtud de esta acogida y la fe participada, se reúnen en el nombre de Jesús, para buscar junto el Reino, construirlo, vivirlo. El orden determinado a los apóstoles: La Buena Noticia" ir y proclamadas, también vale, aunque de modo diferente, por todos los cristianos.... La Buena Noticia del Reino, que viene y que es iniciado, es por todos los hombres de todos los tiempos. Los que la han recibido y los que ella recoge en la comunidad de la salvación, la Iglesia, puede y tienen que comunicarla y difundirla" (EN n. 13).  
 
La obligación de anunciar el Evangelio deriva de la naturaleza misma del Evangelio, del hecho que, siendo el cristiano integrado en el cuerpo de Cristo participa, como se ha dicho, de su vida y de su missio­ne, comparte de ello las responsabilidades, usa de ello los métodos y se esfuerza de alcanzar de ello los resultados.  
 
El Movimiento "Presencia" del Evangelio cree de haber recibido, por gracia, de modo específico, el carisma de la evangelización. Este carisma califica y empeña de modo particulares los que os adhieren.  
 
Siempre en la Iglesia ha sido anunciado el Evangelio y siempre ha estado vive especialmente en la vida de los San, pero en los modos de evangelizar siempre hay algo de diferente. S. Francisco y  S. Domingo han evangelizado, pero en el modo de evangelizar de los dos Santos hay mucha diferencia, incluso  si han anunciado el mismo Evangelio.  
 
El carisma de Presencia del Evangelio se distingue de cada otro por muchos motivos que podemos considerar como los siete pilares que sustentan la vida y la acción del Movimiento mismo:  
 
- conocimiento del Evangelio, de todo el Evangelio, palabra por palabra, de la primera a la última palabra;  
 
- estudio de la Palabra para comprenderla en su real sentido: literal, doctrinal, espiritual, moral, existencial;  
 
- meditación asidua para interiorizar a la Palabra como Maria (cf Lc2,19);  
 
- lectura existencial y personalizada de la Palabra de modo que ella se vuelve, por quién lo acoge. pa­rola de vida que transforma la vida;  
 
- ruego como expresión de la Palabra que nos pone en condición de comprender el lenguaje de Dios y de dialogar con Él;  
 
- testimonio de la Palabra en la misma vida por ejemplo de Jesús "venido en el mundo para dar testimonio a la verdad"(Gv 18,37);  
 
- anuncio fiel y atrevido del Evangelio de modo que, por nosotros, se pueda escuchar al mismo Jesús (cf Lc 10,16).  
 
Todo esto, en sus contenidos esencial, lo encontramos en la primera Carta del apóstol Giovanni donde él escribe: "Lo que fue al principio, lo que nosotros hemos oído, lo que tenemos visto con nuestros ojos, lo que nosotros hemos contemplado y lo que nuestras manos han tocado, o sea el Verbo de la vida - ya que la vida se ha hecho visible y de eso damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estuvo cerca del Padre y se ha hecho visible a nosotros - lo que tenemos visto y oído nos lo anunciamos a vosotros porque también vosotros estéis en comunión con nosotros. Nuestra comunión es con el Padre y con el Hijo a su Jesús Cri­sto. Estas cosas os escribimos porque nuestra alegría esté llena"(1 Gu 1,1-4).  
 
En las palabras del apóstol hay, en su esencia, todo el Movimiento Presencia del Evangelio.  
 
Con Juan nosotros afirmamos que el Verbo es no sólo al principio del tiempo, pero de la vida, de nuestra vida y a esta Palabra queremos referirnos para comprender quienes somos y quiénes debemos ser para ser nosotros mismos ya que cuando somos realmente nosotros mismos somos palabra de la Palabra.  
  Juan ha oído físicamente la Palabra. Por nosotros que no hemos visto el Cristo, este no es posible, pero no por este nos es impedido escucharlo igualmente porque la escucha de la Palabra es una escucha efectiva e interior que se distingue de la simple percepción auditiva (G. Kittel). El oír, en este caso no es cuestión de orejas, pero de fe, una fe que hace perceptible su palabra más de lo que ella lo sea físicamente perceptible.  
 
Esta Palabra, hecha carne, Juan la ha visto con los mismos ojos, nosotros no podemos afirmar el mismo, pero podemos decir que podemos verla igualmente, aunque de modo diferente, porque escucharlo, dice el ruso Dimitrij Merezkovskj el escritor, es verlo. Y Jesús dice que son encantados los que creen sin "ver"(Gv 20,29). podemos verlo con los ojos de la fe que nace de la escucha de la Calabra (cf Rom 10,17).  
 
Si logramos ver Jesús en la Palabra, nuestra visión necesariamente se convierte en contemplación, es decir visión prolongada en el tiempo, una visión que nos implica intensamente y que nos obliga a pararnos largamente en la contemplación de la Palabra encarnada y visible sobre el rostro de Cristo.  
 
Nuestras manos, dice Juan, han tocado el Verbo de la vida.  
 
Nosotros no hemos tocado físicamente a Jesús, pero podemos experimentar, de modo diferente, pero real, la alegría de Juan, nutriéndonos de su palabra (cf Mt 4,4) y participando en la Eucaristía en que comemos el cuerpo del Dios y bebemos de ello la Sangre, transformándonos, en fuerza de esta comida y esta bebida, en cuerpo de Cristo.  
 
De esta nuestra experiencia del Verbo de la vida nace espontáneamente el testimonio y consecuentemente el anuncio a los hombres con que queremos hacer comunión para estar con ellos una sola cosa en Cristo.  
 
El Movimiento Presencia del Evangelio se reconoce plenamente en la experiencia del apóstol a Giovanni porque a la base de su vida y su acción está el Verbo que ello quiere escuchar, ver, contemplar, tocar para testimoniarlo con la misma vida y anunciarlo a los hombres con los que quiere estar en comunión, una comunión que, experimentada con el Padre y el Hijo su Jesús Cristo, se pone naciente de alegría, de una alegría que es plenamente alegría porque es la alegría misma de Dios.  
 
Nuestro carisma está sin duda un gran regalo "un tesoro, San Paolo diría, que tenemos en macetas de creta"( 2 Cor 4, 7) pero nos conforta lo que dice un escritor de nuestro tiempo: "Qué importa si el tubo es de plomo, bastos que dejas pasar el agua" (Bruce Marshall).  
 
Si el carisma recibido es un regalo, un gran regalo, ya que es expresión del amor de Dios que se consagra a en el Cristo y en su Evangelio, el regalo tiene que ser acogido, estimado, ricambiato.E' el talento que hace falta hacer rentar al ciento por ciento; es la semilla que tiene que ser acogido en un corazón bueno y "perfecto", Lc 8,15, y que tiene que producir el ciento o a lo mejor el sessan­ta o el treinta por ciento, (Mt 13,8): al menos el treinta por ciento, menos no.  
 
Tenemos que ser conscientes del valor y de la preciosidad del regalo y empeñarnos a hacer dono a los otros porque vuelves rico en buenos frutos, centuplicado, a Dios. 

LA ESPIRITUALIDAD

arriba
La espiritualidad del Movimiento Presencia del Evangelio  está basada en Cristo. Palabra hecha carne (cf Gv 1.14) en cuyo descubre el manantial de su vocación y su misión; Palabra creadora y reveladora que conti­nua a encarnarse en los que la acogen, (cf Gv 1,12) y por ellos, renueva por la eternidad el Espíritu la vida del mundo (cf 2 Cor 5,17). Porque los hombres tengan acceso al Padre y sean hechos partícipes de la divina naturaleza (cf De los Verbum, 2).  
  Presencia del Evangelio es un Movimiento que sólo en la Palabra encuentra el motivo de su existencia y la dinámica de su acción.   Palabra escuchada y maturada en el silencio y en el ruego, humildemente, fielmente.   Palabra que es Dios, Palabra hecha carne para estar presente en la vida del hombre, por futuro fuerza que irresistiblemente se expresa - regalo de luz y amor - en apostolado evangélico por la salvación del mundo.  
Presencia del Evangelio es encuentro personal y comunitario con el Cristo, el Cristo verdadero: aquel del Evangelio. El Cristo que vivas, que habla, que muere, que resucita, que salva.   Y es encuentro con los hombres, redescubiertos en la luz de Cristo, hermanos, hechos para ser elementos de un único Cuerpo, una sola familia, familia de los hijos de Dios, engendrada por la carne no, ni de la sangre, ni de la voluntad del hombre, pero de Dios, en fuerza de la Palabra creadora y santificadora. 
La espiritualidad de Presencia del Evangelio también es espiritualidad mariano porque el Verbo se ha hecho carne en Maria y y es engendrado por Usted por la salvación del mundo y porque •Maria en su vida fue el modelo de aquel amor materno, del que tienen que ser animados todos los que cooperan a la regeneración de los hombres en la misión apostólica de la Iglesia, lat. II Constitución dogmático ("Lumen Gentium" n. 65). 

LA MISIÓN

arriba
El apostolado de Presencia del Evangelio comprende ordinariamente:  
 
- formación de los Cenáculos del Evangelio;  
  - actividad misionera: Días y Semanas del Evangelio, Misiones de carácter evangélico;  
  - iniciativas culturales: Corridos de estudio, Escuelas del Evangelio, Cursos bíblicos, Congresos;  
  - difusión de la prensa que se refiere a la Sagrada Escritura, de modo particular al Evangelio;  
  - iniciativas varias según el entorno y las circunstancias solicitan.   
 
En su apostolado, Presencia del Evangelio, da particular importancia al encuentro personal a través del que se propone de alcanzar el hombre en su inte­riorità para disponerlo a acoger dignamente el Pa­rola de Dios y a vivirla en su unidad de escucha - encarnación - anuncio.  
  Se inserta activamente en la Iglesia local y desarrolla su apostolado en la familia, en la escuela. en los despachos, entre los obreros, en los hospitales y en cualquier otro entorno aunque difícil y lejano.  
  Quiere estar presente en el mundo de los pobres y los dolientes, consciente que el Bueno Cuento se dirige particularmente a ellos.  
  Se empeña, con oportunas iniciativas, en el movimiento ecuménico para que todos los cristianos, en clima de recíproca confianza y comunión en la Palabra, viviendo la Verdad en la Caridad, (Ef 4,15), "sea perfectos en la unidad” (Gu 17,23) y sólo hay "uno rebaño y un solo pastor" (Gv 10,16).  
  En el desarrollo de su misión Presencia del Evangelio repone su confianza en la fuerza creadora y santificadora de la Palabra de Dios y, confiando en su interior eficacia, búsqueda y utiliza los medios más idóneos a la realización de sus finalidades.  
  Los Cenáculos del Evangelio son el momento fuerte en la vida del Movimiento Presencia del Evangelio, lugar privilegiado de encuentro con la Palabra y manantial de apostolado por la evangelización del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario