CONSTITUCION SOBRE
LA SAGRADA LITURGIA
Proemio
La Liturgia en el misterio de la Iglesia
Liturgia y ritos
CAPITULO I
PRINCIPIOS GENERALES PARA LA REFORMA
Y FOMENTO DE LA SAGRADA LITURGIA
I. NATURALEZA DE LA SAGRADA LITURGIA Y SU IMPORTANCIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA.
La obra de la salvacion se realiza en Cristo
Dios, que "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1Tm 2,4), "habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas" (He 1,1), cuando llego la plenitud de los tiempos envio a su Hijo, el Verbo hecho carne, ungido por el Espiritu Santo, para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazon, como "médico corporal y espiritual", mediador entre Dios y los hombres. En efecto, su humanidad, unida a la persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvacion. Por esto en Cristo se realizo plenamente nuestra reconciliacion y se nos dio la plenitud del culto divino.
Esta obra de redencion humana y de la perfecta glorificacion de Dios, preparada por las maravillas que Dios obro en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo la realizo principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasion. Resurreccion de entre los muertos y gloriosa Ascension. Por este misterio, "con su Muerte destruyo nuestra muerte y con su Resurreccion restauro nuestra vida. Pues el costado de Cristo dormido en la cruz nacio "el sacramento admirable de la Iglesia entera".
En la Iglesia se realiza por la Liturgia
Y asi, por el bautismo, los hombres son injertados en el misterio pascual de Jesucristo: mueren con El, son sepultados con El y resucitan con El; reciben el espiritu de adopcion de hijos "por el que clamamos: Abba, Padre" (Rm 8,15) y se convierten asi en los verdaderos adoradores que busca el Padre. Asimismo, cuantas veces comen la cena del Senor, proclaman su Muerte hasta que vuelva. Por eso, el dia mismo de Pentecostés, en que la Iglesia se manifesto al mundo "los que recibieron la palabra de Pedro "fueron bautizados".
Y con perseverancia escuchaban la ensenanza de los Apostoles, se reunian en la fraccion del pan y en la oracion, alabando a Dios, gozando de la estima general del pueblo" (Ac 2,14-47). Desde entonces, la Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual: leyendo "cuanto a él se refieren en toda la Escritura" (Lc 24,27), celebrando la Eucaristia, en la cual "se hace de nuevo presente la victoria y el triunfo de su Muerte", y dando gracias al mismo tiempo " a Dios por el don inefable" (2Co 9,15) en Cristo Jesus, "para alabar su gloria" (Ep 1,12), por la fuerza del Espiritu Santo.
Presencia de Cristo en la Liturgia
Para realizar una obra tan grande, cristo esta siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la accion liturgica. Esta presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, "ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofrecio en la cruz", sea sobre todo bajo las especies eucaristicas. Esta presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Esta presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla. Esta presente, por ultimo, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometio : "Donde estan dos o tres congregados en mi nombre, alli estoy Yo en medio de ellos" (Mt 18,20).
Realmente, en esta obra tan grande por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadisima Esposa la Iglesia, que invoca a su Senor y por El tributa culto al Padre Eterno.
Con razon, entonces, se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificacion del hombre, y asi el Cuerpo Mistico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto publico integro.
En consecuencia, toda celebracion liturgica, por ser obra de Cristo sacerdotes y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es accion sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo titulo y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra accion de la Iglesia.
Liturgia terrena y Liturgia celeste
La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombres puedan llegar a la Liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la conversion: "¿Como invocaran a Aquel en quien no han creido? ¿O como creeran en El sin haber oido de El? ¿Y como oiran si nadie les predica? ¿Y como predicaran si no son enviados?" (Rm 10,14-15).
Por eso, a los no creyentes la Iglesia proclama el mensaje de salvacion para que todos los hombres conozcan al unico Dios verdadero y a su enviado Jesucristo, y se conviertan de su caminos haciendo penitencia. Y a los creyentes les debe predicar continuamente la fe y la penitencia, y debe prepararlos, ademas, para los Sacramentos, ensenarles a cumplir todo cuanto mando Cristo y estimularlos a toda clase de obras de caridad, piedad y apostolado, para que se ponga de manifiesto que los fieles, sin ser de este mundo, son la luz del mundo y dan gloria al Padre delante de los hombres.
Liturgia, cumbre y fuente de la vida eclesial
II. NECESIDAD DE PROMOVER LA EDUCACION LITURGICA Y LA PARTICIPACION ACTIVA.
La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participacion plena, consciente y activa en las celebraciones liturgicas que exige la naturaleza de la Liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligacion, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, "linaje escogido sacerdocio real, nacion santa, pueblo adquirido" (1P 2,9 cf. 1P 2,4-5).
Al reformar y fomentar la sagrada Liturgia hay que tener muy en cuenta esta plena y activa participacion de todo el pueblo, porque es la fuente primaria y necesaria de donde han de beber los fieles el espiritu verdaderamente cristiano, y por lo mismo, los pastores de almas deben aspirar a ella con diligencia en toda su actuacion pastoral, por medio de una educacion adecuada.
Y como no se puede esperar que esto ocurra, si antes los mismos pastores de almas no se impregnan totalmente del espiritu y de la fuerza de la Liturgia y llegan a ser maestros de la misma, es indispensable que se provea antes que nada a la educacion liturgica del clero. Por tanto, el sacrosanto Concilio ha decretado establecer lo que sigue:
Formacion de profesores de Liturgia
III. REFORMA DE LA SAGRADA LITURGIA
Mas aun : las oraciones que dirige a DIos el sacerdote -que preside la asamblea representando a Cristo-, se dicen en nombre de todo el pueblo santo y de todos los circunstantes. Los mismos signos visibles que usa la sagrada Liturgia han sido escogidos por Cristo o por la Iglesia para significar realidades divinas invisibles. Por tanto, no solo cuando se lee "lo que se ha escrito para nuestra ensenanza" (Rm 15,4), sino también cuando la Iglesia ora, canta o actua, la fe de los participantes se alimenta y sus almas se elevan a Dios a fin de tributarle un culto racional y recibir su gracia con mayor abundancia.
Por eso, al realizar la reforma hay que observar las normas generales siguientes:
Estructura de los ritos
IV. FOMENTO DE LA VIDA LITURGICA EN LA DIOCESIS Y EN LA PARROQUIA.
Vida liturgica diocesana
V) FOMENTO DE LA ACCION PASTORAL LITURGICA.
Signo de Dios sobre nuestro tiempo
CAPITULO II
EL SACROSANTO MISTERIO DE LA EUCARISTIA
Misterio pascual
CAPITULO III
LOS DEMAS SACRAMENTOS Y LOS SACRAMENTALES
Sacramentos
CAPITULO IV
EL OFICIO DIVINO
Obra de Cristo y de la Iglesia
Los sacerdotes dedicados al sagrado ministerio pastoral rezaran con tanto mayor fervor las alabanzas de las Horas cuando mas vivamente estén convencidos de que deben observar la amonestacion de San Pablo: "Orad sin interrupcion" (1Th 5,17); pues solo el Senor puede dar eficacia y crecimiento a la obra en que trabajan, segun dijo: "Sin Mi, no podéis hacer nada" (Jn 15,5); por esta razon los Apostoles, al constituir diaconos, dijeron: "Asi nosotros nos dedicaremos de lleno a la oracion y al ministerio de la palabra" (Ac 6,4).
CAPITULO V
EL ANO LITURGICO
Sentido del ano liturgico
106. La Iglesia, por una tradicion apostolica, que trae su origen del mismo dia de la Resurreccion de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho dias, en el dia que es llamado con razon "dia del Senor" o domingo. En este dia los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucaristia, recuerden la Pasion, la Resurreccion y la gloria del Senor Jesus y den gracias a DIos, que los "hizo renacer a la viva esperanza por la Resurreccion de Jesucristo de entre los muertos" (1P1P 1,3). Por esto el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también dia de alegria y de liberacion del trabajo. No se le antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el nucleo de todo el ano liturgico.
Revision del ano liturgico
CAPITULO VI
LA MUSICA SAGRADA
Dignidad de la musica sagrada
CAPITULO VII
EL ARTE Y LOS OBJETOS SAGRADOS
Dignidad del arte sagrado
A P E N D I C E
Declaracion del sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II sobre la revision del calendario
El sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II, reconociendo la importancia de los deseos de muchos con respecto a la fijacion de la fiesta de Pascua en un domingo determinado y a la estabilizacion del calendario, después de examinar cuidadosamente las consecuencias que podrian seguirse de la introduccion del nuevo calendario, declara lo siguiente:
El sacrosanto Concilio no se opone a que la fiesta de Pascua se fije en un domingo determinado dentro del Calendario Gregoriano, con tal que den su asentimiento todos los que estén interesados, especialmente los hermanos separados de la comunion con la Sede Apostolica. Ademas, el sacrosanto Concilio declara que no se opone a las gestiones ordenadas a introducir un calendario perpetuo de la sociedad civil.
La Iglesia no se opone a los diversos proyectos que se estan elaborando para establecer el calendario perpetuo e introducirlo en la sociedad civil, con tal que conserven y garanticen la semana de siete dias con el domingo, sin anadir ningun dia que quede al margen de la semana, de modo que la sucesion de las semanas se mantenga intacta, a no ser que se presenten razones gravisimas, de las que juzgara la Sede Apostolica.
En nombre de la Santisima e individua Trinidad, Padre, Hijo y Espiritu Santo.
Todas y cada una de las cosas contenidas en esta Constitucion han obtenido el beneplacito de los Padres del Sacrosanto Concilio. Y Nos, en virtud de la potestad apostolica recibida de Cristo, juntamente con los Venerables Padres, las aprobamos, decretamos y establecemos en el Espiritu Santo y mandamos que lo asi decidido conciliarmente sea promulgado para gloria de Dios.
Roma, en San Pedro, 4 de diciembre de 1963.
Yo, PABLO, Obispo de la Iglesia Catolica.
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